sábado, 10 de septiembre de 2011

Fragmento del Pregon de Fiestas 2011 dedicado a la Hermandad del Rocio de Umbrete

Fragmento dedicado a la Hermandad del Rocio de Umbrete en el Pregón de las Fiestas de Umbrete 2011 pronunciado el pasado 20 de Agosto.



En el almanaque de Umbrete siempre hay un día en rojo. O mas bien en celeste. El miércoles de carretas. El Rocío esta en el alma, pero también en la piel de la buena gente de Umbrete. Que esas son las cosas de lo arraigado. Que el Rocío arrastra en Umbrete a hermanos y a no hermanos. Afortunado el pueblo que cuenta con una corporación de gloria como la Hermandad del Rocío de Umbrete, que vértebra la fe y el sentimiento con un ímpetu envidiable. 

No puedo olvidar que a escasos metros de aquí, ahí mismo, reposa un auténtico símbolo para todos los corazones umbreteños. Su Cajón de Madera, tesoro y altar centenario para un antiguo Simpecado.

A la Virgen del Rocío, me trajeron por amistad primero y luego por amor, y quiso el destino que, al lado de unas ruedas pintadas de blanco y celeste, llegara hasta Ella caminando tras ese Cajón.

Junto al Simpecado que cobija, he conocido calor y frío, risas y lagrimas, ausencias de rocieros del cielo, y nuevos romeros que toman aguas en el Quema. Y sobre todo he conocido una fe inquebrantable, un pueblo que ha grabado a fuego su rocierismo, su fe antigua, su manera familiar de anudar generaciones en torno a una devoción que pasa de abuelos a padres, a hijos, a nietos, y hasta donde los tiempos nos quieran llevar.

Una forma de vivir la fe, que, a base de recuerdos cuando llega mayo, hace volver a las sendas a tantos rocieros de Umbrete, que navegan por marismas azules porque los llamó la Señora, pero que piden permiso para estar un ratito con su Cajón de Madera cuando sus ruedas notan la caricia de las aguas del Quema. Esos rocieros de las fotos arrugadas que aparecen por los cajones antiguos de Umbrete vuelven cada año. Y cada familia le pondrá rostro a quienes se fueron y dejaron la herencia de una medalla, de una vivencia, de un sentir que no tiene medida de tanta grandeza.

Y en la otra cara de la moneda, esos pequeños rocieros que empiezan a caminar enfundados en unos tacones minúsculos o en unos pequeños botos. Que se duermen en cuanto pasa La Era, que les faltan ojos en la cara para mirar los bueyes, que sienten el repeluco del agua que les echan sobre su cabecita en el Quema.

La estampa de color, de historia, de cada Miércoles de Carretas, es una joya de patrimonio inmaterial,

Que el Pastorcito Divino sepa siempre conservarla y hacer crecer esta belleza sin fin, esta fe honda y pura, este rocierismo de verdad.

Podríamos no existir,
o tal vez no conocerte
no haber ido nunca a verte
o apenas saber de ti.

Podríamos residir
en un lugar diferente,
otro país, otra gente
otra forma de vivir.

Pero Dios te dio esa suerte
de ser parte de esta tierra
donde el corazón se aferra
al Simpecado de Umbrete.

De franciscanas maneras
ya nos lo dijo el poeta
Cajón para su carreta
tan solo con su madera
no le hizo falta la plata
para cumplir su destino
andando por los caminos
para llegar a Sus Plantas.

Surcan veredas y pinos
esos romeros de siempre
un pueblo que con su gente
orgulloso es peregrino.

Y se siembran los senderos
de nombre llenos de historia
compás de tiempo y memoria
a la voz del carretero.

Y vuelven los corazones
que se marcharon un dia
a celestial romería
del Rocío de sus amores

         Cada año se reescriben
los siglos que te forjaron,
y para siempre dejaron
esta esencia que describe
una visión tan señera
de tus tablas de madera
crujiendo en Villamanrique.


Son dos siglos de esplendor
de la hermandad umbreteña
señorío como enseña,
y siempre ese resplandor
de la Virgen como dueña,
de corazones que sueñan
cada día con su Cajón

De un centenar de filiales
Luce la numero siete,
Rocieros ejemplares
Rocieros siempre fieles,
con la Virgen como enseña…
¡Viva la Hermandad de Umbrete!