sábado, 31 de octubre de 2009

Esas tardes de cambio de hora



Cuando de pronto nos encontramos con el reloj trastocado, porque las ocho son las siete, o las doce son las once, cuando el cuerpo empieza a ir asimilando que a media tarde es de noche, a veces esa misma tarde nos regala estos perfiles de puesta de sol.

La parroquia de Umbrete se recorta entre azules y dorados. Son tardes del cambio de hora, las que te sumergen en un otoño que parece largo, y que se rinde cuando llega Navidad.

La mente se va deprisa a esos atardeceres del camino, a esos claroscuros que van ocultando la arena y los pinos.

Y piensas que aun falta mucho....o no tanto. La ilusion esta siempre intacta. Y llegará, claro que llegara.






Volvera esa brisa, ese aroma, esa certeza de mayo.

Y volveran esas mismas luces en la pará de Villamanrique, en la de Palacio. Hoy estas tardes de otoño te regalan el sueño de la nostalgia. Pero todo volvera.

Volvera, sin duda, el milagro de cada Pentecostes.