Cuando la hermandad de Murcia ha cumplido su visita de cada año a la Parroquia, donde ha rezado la Salve, ha desatado el nudo de las emociones que continuará mañana con el paso de la Hermandad de la Algaba, y desembocará en la marea sin igual de un miercoles de carretas en este pueblo.
Entre la gente que acompañaba a la Carreta de Murcia, un hombre de edad avanzada se santiguaba y decia a la Virgen que le diera salud para que no fuera su ultimo Rocio.
Da que pensar como pasa el tiempo, que los rocieros miden en Romerias, en Caminos, en Lunes de Pentecostes vivido.
Es nuestro, muy nuestro estrenar la vida y estrenar camino. Cuantos padres llevarán a sus hijos de la mano en ese bautizo de emociones que es ver brillas los ojos de los pequeños ante tanta intensidad de luz, color, devocion y alegría. Cuantos abuelos pasan el testigo de la fe a sus nietos.
Pero es ley de vida que, si hay quienes inauguran caminos, también hay quienes ven llegar sus ultimas peregrinaciones.
Pero, en ese caso, creo sinceramente, que para un rociero, para un rociano como dicen los antiguos, nunca, jamás, hay un ultimo Rocio.
Si las fuerzas faltan, tal vez no sean tus pasos los que te lleven, sino los brazos y las sonrisas de tu gente, las que te conducirán a Verla.
Si el cielo te llama, tampoco alli faltarán marismas eternas, donde ver cara a cara a la Virgen y al Pastorcito.
Nunca hay un ultimo Rocio.
Bueno, no es del todo exacta tal afirmacion.
Si hay ultimos Rocios.
Los hay para quienes se acercaron desde la banalidad de una copa, un bullicio o una juerga facil y mal entendida. Para esos, pasará la novedad y seran agua pasada que no mueve molino.
Tambien serán ultimos Rocios los de aquellso que se acercaron al calor de la ostentación, del cargo, del figureo y del protagonismo. Cuando cese el dorado y el oropel, perderán interés y serán pagina que se pasa, casi en blanco.
Pero desde lo hondo, desde quienes nacieron Queriendote o aprendieron a quererte, ay, hermano, para esos nunca habrá un último Rocio.
La Virgen esta en ellos.
