domingo, 14 de abril de 2013

2013: El pregón del rocierismo de siempre



Anoche, sabado 13 de Abril de 2013, el Salón de Actos del Colegio Marcelo Spínola, volvió a acoger los sones y la palabra rociera, como ocurre desde hace 25 años (a la conclusión del acto, la Hermandad reconoció al Colegio su dedicación y ofrecimiento de todos estos años hacia la Hermandad del Rocío con la entrega de un cuadro conmemorativo al igual que al profesor Juan García).

Y no fue, sin lugar a dudas, una noche más. El pregonero, José Llorente Prieto, volcó su alma en el atril, e hizo un canto profundo a las mismas raices del sentimiento rociero del pueblo.

Pepe Llorente, como lo llaman todos sus amigos, huyó de tópicos y de rincones reiterados, sin concesiones a la galería. Tras ser presentado por el pregonero de 2012, Paco Román, dió inicio a su pieza oratoria con una hermosísima semblanza de las contradicciones del ser humano en torno a Dios y a su misma existencia, enlazando esa contradicción con la misma esencia del sentir rociero.

Y ya todo fue rocierismo. Ese rocierismo impregnó su texto de hondura, repasando los motivos de fe por los que Umbrete es una referencia en todo el movimiento rociero de nuestro entorno y de las hermandades nuevas. 

Dejó muy claro que los rocieros tienen que esforzarse en ser lágrimas de Rocío, pues un poco de todos es mucho en la fe. Tuvo siempre presente a esos rocieros de corazón que tal vez no partan al camino, pero tienen tanta fuerza en su sentir, que no dudó en calificarlos como "reserva rociera consagrada".

Recordó la fuerza de la fe en las medallas que cuelgan de tantos rincones, de camas de hospital, de memoria de quien falta, por la esencia de haber vivido desde la infancia esa semilla rociera asociada a los genes del umbreteño. Pero también supo valorar a quienes se acercan al rocierismo de Umbrete habiendo nacido en otros rincones. 

Invitó a perseverar en la fe, prescindiendo de lo accesorio. Y sobre todo levantó la emoción de quienes escuchábamos cuando intensificó su relato con palabras hacia el caminar de su Cajón de Madera, a la entrega de los rocieros,  y a la autenticidad antigua del Rocio en Umbrete.

Un pregón desde las mismas entrañas de la fe y el sentimiento, como no cabe otra cosa de un joven rociero, familiar, cristiano y comprometido, y que predica el sentimiento hacia las raíces auténticas de su pueblo, demostrándolo en su quehacer diario. Emocionante resultó, al concluir, su gesto de bajar del estrado e ir a entregar el ejemplar del pregón que acababa de leer al amigo del alma de su padre que se encontraba entre el público asistente.

Gracias, Pepe, por esa hora de emociones incontenidas. Que la Virgen te bendiga,junto a los tuyos. Y que te regale muchos caminos, muchas vivencias, y muchos años para sentirlas, contarlas, y transmitirlas a tus dos princesas.

Un abrazo.