lunes, 23 de agosto de 2010

Tu primer Rocio Chico


Ha sido tu primer Rocio Chico. En 2010 estas de estreno practicamente en todo.

Tu hermana, en su corta edad, ya lleva varios momentos como este en el alma.

Tus ojos se llenaban por primera vez de noches de agosto de calor y de emociones, de ermita rebosante en el Triduo, de cohetes en la noche veraniega, cuando pasan las doce de la noche y desde la ermita se encienden pequeñas velas de rocianos de siempre que caminan junto al Simpecado almonteño que avanza entre contraluces.

Alli, delante de la Casa Hermandad que, junto al Acebuchal centenario que marca el hito de una devocion ancestral, aguardamos juntos el cortejo que recuerda el amparo de la Virgen en aquella noche larga de miedos y oraciones en mil ochocientos y pico, de temores que se desvanecieron ante la Madre de Dios, de promesas entregadas a Ella para siempre.

Alli, entre tus hermanos, entre los tuyos, tus ojos se deslumbraron por la llama de las bengalas, como la que levantaba tu hermana, pero sin perderte entre el humo que sube al cielo, porque el Norte siempre, siempre, siempre se llama Rocio.

El campanil despedía al Simpcado, y tus ojos seguían muy abiertos. Algún día tu tambien traeras en brazos a tu misma sangre, y entonces sabrás explicarle, mejor que yo, tantas cosas, tantos misterios grandes y pequeños, como el que hoy, rito de Rocio Chico, has sentido en tu pequeño corazón rociero.

Que la Virgen os bendiga, pequeñas