miércoles, 9 de mayo de 2012

Hay un tiempo...

Hay un tiempo para el desaliento, para el desanimo, para leer y oir que el Rocio ya no es lo que era, que este año irán tantos o cuantos menos, que los caminos serán duros. Pero eso apenas importa.

Hay un tiempo para escuchar a los de siempre, los que destruyen, los que gustan de ridiculizar una forma de vivir la fe y de criticar a los rocieros desde el mayor de sus amarguras, con la ignorancia osada de hablar de lo que no se conoce ni hacer el intento de acercarse a conocer. Pero eso apenas importa.

Hay un tiempo para ver otra vez a quienes solo acuden a la llamada de la primavera porque una vara les de sombra, un cargo los coloque en la primera plana, quienes se tienen que poner a buscar la medalla porque ni saben donde la guardaron, quienes tienen que lucir como sea para que puedan sentirse alguien. Pero eso apenas importa.

Pero también hay un tiempo donde notas que el aire que te acaricia el rostro ya no es frio, donde caminas bajo un sol que, ahora si, calienta de veras. 

Hay un tiempo que el cielo se pinta de pequeños estallidos de cohetes, donde el tamboril se convierte en el reloj que te marca las horas. Hay un tiempo donde tu Casa Hermandad está mas abierta que nunca. 

Hay un tiempo donde aparcen carros y carriolas aparcados en las calles con los colores blanco y celeste. 

Hay un tiempo de un Simpecado alzado en un altar, o perfilando por las paredes un rosario entre bengalas. 

Hay  un tiempo en que la Señora deja su altar para hacerse cercanía de su reja entronizada en su pequeño paso. 

Hay un tiempo donde blancas tablas se acercan a la cristalera de su caja, para que recuerdes que van a crujir de nuevo entre arenas y raices de Marlo y la Raya. 

Hay un tiempo que tu corazón no cambia por nada, porque es verdad que la Marisma te llama. 

Hay un tiempo que te dicta tu fe, un tiempo cuya cita tu sangre se sabe de memoria, porque los tuyos ya la sabian. 

Es este tiempo hermano. Este tiempo exactamente. 

Solo faltan dos semanas para que salgan las carretas. Para ir otro año a verla.

Y eso si que, de verdad, importa.