La tarde de espera se ha vuelto mas fria que los pasados dias. Unos grados de refresco asoman en el aire de la tarde por el Merendero.
La Casa Hermandad esta abierta. Se cuela la luz del ultimo sol vespertino. Tiene esa vida de Mayo que, en silencio, prepara con esmero mil y un detalles que serán estallido de alegría en menos de una semana. Porque, ya pueden decir lo que quieran, el Rocio tiene también silencios que asombran.
Ahi lo ven, Una mesa, una escalera, Enseres, plata, faroles, candelabros, frontiles. Piezas exactas de un puzzle de primavera, que llenan, una a una, la palabra Pentecostés.
Y el Cajon, majestuoso, testigo mudo y fiel de esa entrega. Cuantos años, cuantas Romerias viendo a tu gente dejar todo listo para tu miércoles de salida ¿verdad?
Ritos que se repiten, iguales y diferentes, en esta cuenta atrás que, Señora, lleva tu nombre en cada brillo de la plata, en cada fleco del frontil, en cada mimo y esfuerzo en que no falte nada.
Estas visperas magicas, tienen sonido de tamboril de Juanito y de Iñigo, y sobre todo tienen tu hermoso nombre en nuestra emoción y nuestros nervios.
Rocio, solo y siempre, Rocio. Preparando y esperando.
Que ya mismo, en unos dias, salen las carretas.
