domingo, 3 de mayo de 2009

¿Hiperregulacion rociera?

En los ultimos años, cuando uno acude al Cabildo General de Romeria de su hermandad, o al de cualquier hermandad, sale con cierta sensacion de haber asistido a una clase de derecho adminsitrativo en lugar de a un cabildo.

La mayor parte de las novedades que te depara un Cabildo se refieren a normas y mas normas, limites y mas limites, prohibiciones, advertencias, seguridades, controles, vigilancias, multas, sanciones, y un largo rosario de cuestiones admnistrativas que las Juntas de Gobierno transmiten a los hermanos una vez recibidas desde las diferntes autoridades administrativas y policiales.

Vaya por delante que una Romeria como la del Rocio tiene una alta exigencia organizativa y de seguridad, pues no en vano se movilizan mas de cien hermandades desde todos los puntos de España, con traccion animal y mecanica, con transito por vias urbanas y pecuarias, y con necesidad de compaginar ese transito con la normalidad de las ciudades y poblaciones.

Vaya tambien por delante que tal vez no se haya sabido guardar la mesura y el orden por parte de las comitivas rocieras, autoregulandose en lugar de esperar a que la autoridad emplee el "ordeno y mando" para ponernos firmes a todos.

Pero....pero....¿no estamos llegando a limites demasiado tensos? Todas las reuniones acaban con el consabido temor de que cualquier año los caminos quedaran vedados a cualquier transito, con la duda de que solo podremos llegar al Rocio por carreteras, con la sensacion de que tantos limites buscan el hartazgo del peregrino, que ante tantas trabas desista de acudir a la Romeria.

Insisto, desde la necesaria y minima organizacion y seguridad, y la severidad con quien piense que los caminos son suyos, me parece que la voz de las Hermandades ha de oirse, que es una voz de siglos pero suficientemente puesta al dia e inserta en la sociedad que vivimos. Creo que es posible armonizarlo todo, la seguridad, el medio ambiente y la tradicion. Todos han de poner de su parte, y los rocieros han de hacerse oir.

Es solo una sensacion, que se repite demasiado ultimamente. EL tiempo nos dirá.