Que haya ciento ocho hermandades en la Aldea durante el Rocio es un lujo que permite vivir, por cada rincón, instantes de una emotividad sin limites.
Como este que veis en la imagen. Ocurre cada domingo de Pontifical en el Real.
Una vez concluido, el Rosario multicolor de Simpecados se va diluyendo por las calles de regreso a sus respectivas casas de hermandad.
Sevilla llega a su casa. Tras el, el Simpecado Macareno.
Uno frente a otro. Una sola Sevilla en dos preciosos Simpecados.
Rezos, plegarias, salves.
La temperatura de la emocion aun supera al sol de justicia que cae a esa hora.
Cuando todo termina, el Simpecado de la Macarena sigue adelante hacia casa, y el de Sevilla queda con sus hermanos, y suena su preciosa Salve...."Eres tu Dulce Pastora, por quien mi corazon llora...."
Siempre inolvidable.
