jueves, 15 de mayo de 2008

Falta poco mas de un año

El dia despues de la llegada de la Hermandad siempre es especial. Distinto. Extraño incluso. Estas desubicado, cargado de recuerdos, añorante, feliz por la vuelta, nostalgico por lo vivido.

Hoy aun quedan hermandades por los caminos, pero todo ha llegado al punto de retorno, al lugar desde el que partimos hace mas de una semana.

Hoy todo te parece rutinario, y echas en falta el bullicio del camino, las idas y venidas de tu gente, la polvareda de las carretas.

No sabes ponerle orden a tus recuerdos ¿verdad? Tienes fotos, tal vez videos, pero tanta alegria se arremolina en tu cabeza mezclando los instantes que tardaran un tiempo en colocarse ordenadamente en el rincon de la memoria y el gozo.

Iremos charlando de lo vivido. Siempre asalta la misma preguna ¿con que te quedas de este Rocio?

Hay una respuesta clara. Con Ella. Con la Madre de Dios. Volvio a recibirnos, volvio a regalarnos su mirada, su visita, su cercanía, su paz, su perdón. Sin Ella, nada de esto tiene sentido, nada perdura ni permanece.

Nuestra Hermandad fue fiel a su historia y a su caminar por este siglo XXI. Siempre puede mejorarse y seguro que asi será.

Me quedo con muchas instantáneas: un pueblo entregado en el dia grande de la salida, este año tan tempranera en la primera semana de mayo; una elegantisima entrada en el pueblo hermano de Benacazón, una belleza indescriptible en el paso de Marlo, unas aguas crecidas en el vado de Quema, las sevillanas de Caramelo para nuestro Cajón en Villamanrique, las polvaredas de la nueva parada en la Dehesa Boyal, la Raya soñada, la luz encendida en el Cajón en la noche de Palacio, el Angelus llegando al Ajolí.....

Y la explosion de luz y sonido de la Aldea. Carretas y Simpecados que van y vienen. Y el orgullo ancestral de presentarse ante la Madre de Dios, y decirle, "aqui estamos los viejos peregrinos el Aljarafe", y no importar el frio, las nubes con sus lagrimas, y salir con el Simpecado entre bengalas para un Rosario de noche cerrada.

Y verla llegar a la Casa Hermandad. La noche se hace para Ella. Una salve, unos vivas, unas voces quebradas y una despedida.

Y una tarde de lunes, con un silencio que envuelve el ruido de las carretas que buscan otra vez el Puente del Rey. Nos vamos Madre. Espera otra vez Palacio, espera cruzar el Quema en sentido contrario. Buscamos Lopaz.

Anoche el pueblo volvia a recibir a la Hermandad. Que diferente a la salida. Hay un murmullo de satisfaccion pero de sinsabor de lo que se acaba. Hay cansancio, pero fuerzas para seguir siendo rocianos de verdad. Hay un silencio impresionante cuando el Simpecado sube los escalones del templo. Las voces que rezan la salve en la parroquia parecen mas graves, mas apagadas por el cansancio. Hay que dar gracias porque todo ha salido bien.

Si sonreimos al recordar todo esto, si nos duele su ausencia, si estamos algo tristes porque todo acabó, podemos estar tranquilos, porque es la mejor señal de que sentimos de modo rociero en lo más profundo, y contaremos lo que falta para volver. Quien solo recuerde una mera juerga, no se habrá enterado absolutamente de nada, y se quedará hueco y vacio para todo el año.

Y por supuesto, la Señora espera en su Santuario todos los dias. Tenemos un año entero para quererla, antes de una nueva primavera de senderos.

Sigamos caminando.