jueves, 30 de mayo de 2013

Rocio 2013. Una oración antes del vado




Ni una pizca de azul asomaba al cielo. Todo se inundaba de gris plomizo, y eso que ya había escampado y los primeros claros parecian inminentes, para arreglar una tarde empeñada en no ser de primavera.

Lejos de su horario previsto, que en los caminos todo es aproximado, el Cajón de Madera se divisó en el horizonte con esa estampa de los dias lluviosos,  cubierto de plasticos que resguarden esa inmensa obra de arte. 

La llegada al Vado tiene un alto necesario, una parada para el rezo ante el monumento a la Virgen. Es como una manera de tomar aire en forma de salve, como paso previo a descender la rampa que llevará al Cajon y su Simpecado a detenerse en medio de ese río que forma parte de los sueños rocieros que duran todo un año.