viernes, 24 de mayo de 2013

Todo pasó, un año mas



El final de esta semana tiene algo de vacío, de desencuentro, de falta de ubicación. La entrada de las ultimas hermandades sevillanas, en la noche de ayer jueves, certificó el final feliz de una nueva Romería. Y te queda esa contradictoria sensación de todo lo vivido, con el hueco insondable de la nostalgia y el comienzo de, otra vez, la espera.

Atras quedan la explosión de la espera en ese Miércoles de Carretas, los primeros retazos del frio de la mañana que se volvió cielo negro y lluvia por el Centro de Estudios, para llegar al Quema de nuevo sin agua. Un tiempo impropio de la fecha, que ha deparado un Rocio que apenas los mas viejos pueden recordar con tantos dias de frio a todas horas, con sus chaparrones que lavan los pinos.

Atras queda la imponente estampa del Cajón de Madera por los senderos, asombro de todos, y orgullo de propios, como foto fija de un Rocío de siempre, de verdad, de autenticidad.

Atrás quedan risas, abrazos, lágrimas, emociones, las paradas de siempre, tal vez menos gente, pero más intensidad que nunca. Canciones y plegarias en cualquier rincón del camino. Espera nerviosa a que la Virgen pase por la Casa Hermandad y visite el Simpecado.

Atrás quedan una procesión de la Señora más corta que otros años, pero habitual cuando se producen los traslado de cada siete años. Queda atrás un regreso sereno, que vivió en Lópaz la primera señal de un Bicentenario, como fue el corte del bizcocho por los representantes del pueblo de Umbrete, que será quien ostente la Mayordomía en esa efeméride.

Cada rociero traerá el corazón lleno de mil y una vivencias que recordar y transmitir. Personalmente, me ratifico en una convicción que mantengo y reitero: que equivocados están quienes hablan del Rocio de manera despreocupada, con critica feroz, y menosprecio ignorante, sin haberse molestado en acercarse a conocer no una, sino las mil realidades de cada Rocío. Podremos fallar en muchas cosas, y mejorar en otras tantas, pero hay un sustrato antiguo de fe sincera y sencilla que puede con vientos y mareas, con modas y famoseos. Hay un Rocío hondo que se moja en el Quema entre vivas aunque caigan chuzos de punta. Hay un Rocío de fe que camina junto a una Carreta entre en silencio de los parajes. Hay un Rocio de oraciones musitadas mientras se ve a la Virgen procesional entre vitores. Hay un Rocio de niños de la mano de sus abuelos, que aprende a querer a la Madre de Dios mientras una medalla cuelga de su pequeño pecho. Ese, y no otro, es el Rocio que ha pervivido y pervivirá. La Virgen por bandera. Siempre. 

Y con Ella construiremos nuestra particular historia rociera a base de recuerdos. En este humilde blog iremos dejando en los próximos dias algunas imágenes en forma de fotografía que nos acerquen a la memoria de esta Romeria 2013 que ya es parte de la historia. 

Mientras tanto, quedan trescientos setenta y seis dias para que salgan las carretas. Será un año donde Umbrete le diga al mundo rociero que su Hermandad cumple, nada menos,  doscientos años.