Cuantos años, cuantos decenios, camino de dos siglos ya, cuantos hermanos y devotos habran descendido esa rampa buscando las simbolicas aguas del Guadiamar.
Este año la estampa era diferente, con el Cajon cubierto de plásticos para prevenir las inclemencias de un día lluvioso. Pero nada mas. Todo volvia a repertise, encajandose en una visión antigua que pervive a fuerza de corazón.
La Hermandad de Umbrete volvia a acercarse, pausadamente, a las aguas del río que tanto se ha cantado por sevillanas, donde tantos se han "bautizado" en su rocierismo, donde los topicos se pierden para hacer un alto y rezar, si rezar a la Madre de Dios.
Era plena tarde y Umbrete volvia a perpetuar el rito de atravesar el Quema. Con los suyos, con su gente. Y que Ella nos de salud para seguir estando a su lado cada miercoles de carretas, para sentir el tacto de esas aguas en el alma.
